domingo, 2 de diciembre de 2007

Llueve Sangre Azul




No puedo evitar mirar por la ventana de mi cuarto: la lluvia que azota un césped bien cuidado—que no es más que un espejo de la clase social que he heredado; las tribus de aves negras que buscan algún sustento en el suelo—del mismo modo que busco corazones frescos en las masas de seres humanos automatizados; el gran vacío del espacio mal distribuido.
Suena el teléfono. La guardia pregunta si deseo dejar pasar a mi propia hermana. Observo mis pertenencias, las marcas, las piezas brillantes—no puedo negarle nada a nadie, ni escapar el placer de poder invertir.
Intento mantener la brisa al otro lado de la pared, pero se filtra, se filtra siempre a traición y termino enjugada en esta mugre de acceso controlado.
¿Qué hago para rechazarlo todo? ¿Cortarme las venas y dejar que mi sangre azul escape? ¿Echar a perder todos esos privilegios que le nacen a uno por haber nacido de una familia bien acomodada?
Miro mi reflexión y la insulto: burguesita de mierda.
¿Qué me queda más que aceptar mi realidad?
Estoy atrapada en una cárcel dorada.
La lluvia sigue cayendo.

Norelis Angélica

1 comentario:

Christian Ibarra dijo...

no se, aqui tmbn llueve los domingos. ahora, en mi ventana es poquita el agua ya. companiera: creo que ni la ventana, o el paisaje, ni si quiera lo que nos rodea pude evitar que la lluvia nos haga sentir un poco de autentica nostalgia.

sabe? gracias por tu comentario que me hizo parte del dia.

y si, puedes aniadir el barquito a tus links jaja. un abrazo.