miércoles, 2 de abril de 2008

poema sin título de la arena, el desierto, y el añoro

Soñé una forma monoteísta que me hizo lanzarme
al desierto contrario a la Meca
en busca de feligreses, de perros
moribundos, tatuados con los otros recuerdos
de los que yo soy madre.

Intenté soltar mi Palabra,
pero las opresoras bocanadas de arena
me secuestraban la traquea,
y me hacían olvidar mi Arabia,
y me cegaban los ojos como una inmensa lagaña de oportunidades.

No hay Yo más que Yo, les prometí
y cuando sufrieron hambres y penas me siguieron,
y me repitieron mis palabras a coro,
en sonetos bisiestos.
Dijeron que atraparían todo el desierto en bolsas de plástico
y yo les creí, del mismo modo que ellos creían en mi.

Me acomodaron el trono en el tope de la montaña,
observé cómo mandaron a las niñas descalzas
a aprehender el seco de mediodía.

Sentí que era un halago,
e ignoré por completo que los pequeñísimos pies
se deshacían en pus y sudor.

A los impuros les advertí
que mis seguidores harían lo que fuera por mí,
les ofrecí la oportunidad de unirse a mi Ummah.

¿Quién eres, Califa Señora?, en sus pergaminos de lágrimas,
les contesté que era Yo,
Que las estrellas brillan aún en el cenit.
O eso quise hacer.

Pero la arena sólo me permitió un “Soy”.
Le fue suficiente, pensé, porque cayeron en sus rodillas
Dispuestos a ser consumidos por las criaturas de abajo

Regresé, al fin del día, al trono en la montaña
Acaricié los huesos que lo componían
y elevé la mirada hasta lo alto, por encima
de las niñas descalzas, que ya no eran.
Tan arriba y distanciada, sentí que por fin
estaba sola, y atreví cerrar los ojos.
*Nore

lunes, 31 de marzo de 2008

Shame, pains.



Hay un espectro de voces
en mi almohada
barriendo al despertar.

Un rastro de colores
lamentándose
por los restos de botellas vacías
palpadas con cada esquina
palpitante
de mi boca.

Me arropa el hedor burbujeante
de sus abrazos rubios,
hoy un aspecto de roces
en mi ahogados.

Corridos los labios sobre el lápiz
un rostro corroído
recordándose
borrosa
al desespero
de esperar.
N.

viernes, 18 de enero de 2008

grito

y sin acentos digo: que de las sombras de la calle salgan personas y del jolglorio unos zapatos, descalsos espejos que sueñan con sombras a la luna, la peste a vomito no es mas que la humanidad y toda la cerveza es mi sangre, y a un peso y cuarenta centavos la mas barata, a quince la botella de mares de onzas. perras satas asustadas, gatas de vapor que me espian, hay mujeres como yo, escondidas en las cunetas, mujeres alfiles, mujeres bubble gum wrap, mujeres de herencias de oros y rios azules. eso quiero, que de las sombras de la calle salga la envidia y el coraje, que salga el infiel a relucir en el ruido de los viejos automoviles lejanos, ¡un bocinazo, por favor! ¡un aplauso para el payaso que por aqui voy! desnuda y en cueros, sin acentos en la lengua, ¿quieres mi lengua? ¿quieres mi labio inferior2? ¿o sera solamente que lo que quieres es mi desnudes, mi piel sinpielepidermicaensoñacion?
cumplemelo: que de las sombras de la calle salgann personas y del jolglorio unos zapatos que me cubran este dolor de pecho con trademarks de italianos y bolshevicos?
Sputnik Sweatheart, please, carry me on to that hardboiled wonderland of yours.

norelis angelica

miércoles, 16 de enero de 2008

Puerta



De la nada cae todo
a tus pupilas que son el sol
mientras vieran lo que fuese
un alumbramiento.
A las once,
el reloj se vuelve onomatopeya
tu cabello negro,
tu olor a humo.
Y una sombra se asome
a lo que la democracia.
El pensamiento crea
la vorágine y entonces fue
que sentí frio por vez primera.
Habría una puerta
mas liviana que una boca.