martes, 19 de mayo de 2009

Púrpuras de un sábado monocromático en Bergen


Algo ha muerto,

en lo que el piano 

termina de tocar, estas cosas 

que persiguen los perros

sin saber que son suyas.


Sostengo en mis manos 

una nota, quizás la ultima de este Malbec, 

espero.


Una canción sola, 

lo que queda de ella,

el ritmo del vicio

que ahora escucho se vacía.


Busco una tijera,

un poco de cola se agita,

la hago laminilla,

Pienso en el álbum jadeante 

que tus labios

hicieron de los míos,

y guardo húmeda la saciedad

de una uva 

que nos cortase. 


La manía calcada por tu lengua 

el souvenir que trajimos

de cada lugar incorrecto.


No hay magia en los despedidas,

ni disciplina, 

la ciencia no da 

con el origen de esto que describe,

tampoco la fe.


Derrepente el mundo 

no es mas que una tablilla que persigo,

un boleto partido,

el corcho de una botella,

el girar de las llantas,

el menton colmado de llantos que supuse. 


Un montón de caras 

ladrando nombres cubiertos 

por un polvo que sin querer se queda.

Una maleta extraviada

en un viaje al que regreso.

Una figurita, 

un recuerdo,

otra forma que ocupe la sala.


Otro sábado limpiando 

que tropieza 

con memorias de sitios lejanos.


Las cortinas se mueven 

como impulsadas por un susurro,

temiendo morir olvidadas.

Los lugares,

todos los cuerpos que fueron nuestros, 

amontonados en una fosa

bajo el sofá.


-Nore

viernes, 8 de mayo de 2009

Flores en Central Park


Estoy tenue 

corroída,


me he vuelto un campo,

me tiembla la sonrisa en terremotos

(quizás son plantas que despiertan.)


No se si eche raíces o zapatos

si son mis piernas buscando tierra 

o si son mis labios.

Si son los pasos de mis dedos

buscando llaves en la cartera

o buscando el maquillaje,

buscando algún cambio,

una foto roída,

un poco de color para mis ojeras,

alguna moneda extranjera 

que ya no sea tan sutilmente gris,

que ya no sea útil. 


Meto las manos y solo encuentro nidos vacíos

cascarones que ya huyeron,

recibos,

entregas,

palabras que crecieron alas.

(algunas 

que le faltaron a los diccionarios

y que ahora parecen 

pájaros asustados)


Me sobra tanto,

el tiempo,

los retratos,

los trajes, hago 

cuanta cosa con flores

ninguna la suponen los jarrones,

ninguna me sirve.


Me hago al modelo de otro cuerpo,

a las ganas de encontrar el mío.

La culpa es de tener tijeras

y tener un jardín cercano,

de quererme vestir de naranja

cuando ya marchito.


-Nore